La actualización de hoy es algo empalagosa, espero que no os suba demasiado el azúcar.
Dicen que las cosas más bonitas que se dicen son las que salen del alma, del corazón. Yo creo que eso no es cierto. Creo que las cosas más bonitas que se HACEN son las que salen del alma, del corazón. Ni mucho menos cuando sale algo del corazón se puede expresar bien. Las cosas más bonitas no se pueden explicar ni se pueden expresar, sólo se pueden hacer, sólo se pueden notar. Por eso no esperes en este texto las palabras más bonitas y mejor expresadas. Este texto sólo intenta expresar mis intenciones más notorias de una manera torpe, ya que lo que sale de mi corazón no se puede expresar solo con palabras. Una vez me preguntaste si yo no preferiría estar con una muchacha que me dijese cosas bonitas y «te quiero» tanto como yo te lo decía a ti. Creo tener la respuesta a eso, creo que no busco una persona que me diga «te quiero», quiero a una persona que me demuestre que me quiere.
Cuanto más lo pienso más creo que todo esto es una inversión. Los besos, las caricias, las miradas y los susurros que no nos damos hoy serán todas las que nos daremos mañana. La distancia que nos separa hace que nuestra unión elástica e indestructible se tense cada vez más, haciendo que el día que se destense nos una de una manera tan irrefrenable que la onda expansiva cambien el mundo que nos rodea para siempre.
Porque si mi azúcar colapsa las venas y tu sal es mala para el corazón los dos nos necesitamos para aportar un equilibrio. Porque en tus ojos se ve el azul del mar y en los míos en marrón de la tierra. Por tu sonrisa, nuestra paciencia, por ti, por mi, por todo ello… merece la pena invertir.
Invertir por una casa, invertir por esa biblioteca, invertir por un banco en un jardín, invertir en que todo eso merezca la pena, pero solo, si estás tú, valdrá la pena esa inversión.